un dia tomando un café le dijo a la tristesa que se buscara otro, aunque en ese momento le tiritara la mano y con suerte pudiese escribirse sus propias confidencias, pasó el tiempo como de costumbre, y un dia de esos en que uno se pregunta que se puede hacer en un dia como ese, se fue al cerro a ver que le pasaba por ahi, se detubo frente a una raiz gigante, y frente a ella medito sobre lo que se avenia, paso a quedar tan inmovil que los arboles que estaban a su lado parecian bailando, y bueno, no perdio más su tiempo y se sentó en una roca, y ahi con sus inagotables pensamientos, invocando qué reflexiones, decidio segir al menos para ver qué pasaba. Ahora si la tristesa lo vuelve a visitar, el sabrá mejor servirse una tasa de café con un cigarro machetiao para tomarselo con tranquilidad