dale importancia a la insignificancia




el cerebro estaba algo retorcido
en la nariz tenia impregnado el hedor a cigarro apagado
las botellas y el desorden le carcomían las ganas de vivir otra manera
de existir de otra manera. y al parecer, no había otra manera.
había tardado en asumirse, solo esperaba llegar a un final alentador.
era su ultima esperanza, la costumbre había acabado con todo.
con las formas, con la maneras, con la intención y la voluntad.
era culpable de ser victimario, y lo sabe.
tenia una oportunidad, una solución inconsciente.
no se puede volver atrás, pero el tiempo siempre vuelve a ser el mismo.
solo faltaba la convicción para machacar la agonía, lograr su más fiero duelo.
debía callar aquel silencio irritante, silencio petulante de mierda.

(...)

¡tomó todos sus artefactos y los usó para echarlos a perder!
¡pintó la pantalla del televisor, dibujo un sol purpura y un sinfín de imagenes insignificantes!, eso no importaba. ¡la billetera!, ¡el celular!, ¡las tarjetas de crédito!, todo lo que en aquél entonces marcaba la pauta, lo volvió un festín, ¡sí!, ¡un festín!, ¡metió todo a la juguera!, ¡cracracacaracacaraca!... sonaba a sinfonía, ¡la percusión que necesitaba!, ¡los billetes!, ¡las fotos!, ¡los documentos!, ¡las cuentas!, ¡todo!, lo recicló en una nueva esperanza.
la de no volver a perderla.

2 comentarios:

Unknown dijo...

logrando desprendernos de todas las cagás materiales, lo + probable es qe nos acerqemos a esa felicidad de la cual todxs hablan.

Anónimo dijo...

wena tepusieronblas
ta de vio la istoria wum
oe anda pal liceo
nos vemo chau